28/07/2017 -
En
el corazón de Ana sólo hay espacio para el amor, un amor puro que hoy lo
multiplica para llegar a los corazones de los 95 niños que asisten al comedor y
merendero "Mi ángel guardián", el cual funciona en su humilde hogar
del barrio Bruno Volta.
Hace
tres años, dolida por la situación por la que atraviesan las familias de la
zona, decidió darles una mano con lo poco que ella tenía y así nació este
espacio, que lejos de ser un lugar de alimentación, se convirtió en un refugio
en el que los changuitos del barrio encuentran amor de familia, contención
religiosa, diversión entre pares, apoyo psicológico y guía para una buena vida.
"Empecé
amasándoles pan y dándoles matecocido porque veía en ellos el padecimiento.
Cuando yo era niña sufrí muchas necesidades y sé bien lo que es tener hambre.
Por eso me propuse hacer algo por los niños de la zona que veía que no tenían
un sustento. Así empecé, con poco, golpeando puertas, pidiendo colaboración y
logrando prepararles la merienda para 15 niños. Hoy son 95 los chicos que
vienen al merendero, y ya todos somos familia", explicó Ana Contreras, la
creadora de "Mi ángel guardián", que funciona los fines de semana y
los días feriados en calle 515 y Güemes, del barrio Bruno Volta. Ella recibe el
apoyo de Emanuel Galván, un ex compañero de su trabajo que también colabora con
el espacio, con mucho compromiso y amor, el apadrina el comedor y es quién consigue
los recursos con los que el comedor funciona.
Y
orgullosa de su labor, Ana cuenta los logros que se ven reflejados en cada
muestra de afecto que recibe de los niños.
"Yo
me siento muy feliz, no puedo explicar con palabras lo que significa para mí
que los niños me llamen ‘mami’ o ‘tía’. Yo considero que somos una gran
familia. Mi marido sufrió un ACV hace unos años y los chicos lo alientan a
seguir, para él esta obra que hacemos es una gran ayuda porque nunca está
solo", contó Ana.
El
comedor "Mi ángel guardián" se sustenta con la buena voluntad de
algunos vecinos y de instituciones que aportan su grano de arena en la causa.
"Felizmente
todavía hay gente de buen corazón, a quienes les agradecemos infinitamente sus
donaciones. Además recibimos el apoyo incondicional de la Fundación Hamburgo,
que ahora por ejemplo nos donó un freezer de 400 litros, a los que les
estaremos agradecidos siempre por tanto acompañamiento", dijo.
Ayer,
los chicos disfrutaron de una jornada festiva con la Fundación Hamburgo, que
está cumpliendo 15 años de servicio solidario y compartió su alegría con las
madres y los niños.